Si no quieres ni debes ganar peso este verano, no creas que te toca quedarte sin disfrutar de los placeres que acompañan estos meses. Simplemente, tienes que aplicar a tus menús estos consejos. No lo vamos a negar: en verano, lo que menos nos apetece es meternos en la cocina para preparar guisos elaborados, ¡con el calor que hace! De ahí que solamos optar por platos fáciles y rápidos de hacer, o incluso nos decantamos por un simple bocadillo o compremos algo ya preparado. Además, el tiempo acompaña a organizar planes al aire libre, lo que nos lleva a comer fuera de casa la mayoría de los días. Ante esta situación nos puede resultar complicado seguir con nuestros hábitos alimentarios, provocando un desequilibrio en la dieta. Se puede pensar que por unos días no va a pasar nada, pero lo cierto es que en verano “se suele engordar entre dos y tres kilos de media. La gente pierde un poco la conciencia de que tiene que seguir haciendo una vida sana. Resulta paradójico que las semanas previas al verano la gente se cuide más a de cara a la “operación bikini”, pero una vez que se pisa la playa, esa actitud cambia. Como explica la doctora, “el peso que se gana en verano no se pierde después con la misma facilidad. Y algo muy importante a tener en cuenta: al igual que las pérdidas, las ganancias de peso rápidas son muy perjudiciales para el organismo desde el punto de vista metabólico”.
Hay alternativas
Los especialistas en nutricion apuntan que comer fuera de casa puede ser negativo porque en los bares y restaurantes las comidas suelen ser más grasas. Además, al consultar la carta resulta complicado no elegir el plato que más nos guste, aunque sea uno de los más calóricos. Pero, con un poco de fuerza de voluntad, no hay razón para prohibirse el capricho de comer a “mesa puesta”.
Lo mismo ocurre si elegimos pasar el día en la playa o si organizamos una barbacoa, ya que, haciendo una buena selección de alimentos, podemos disfrutar de una agradable jornada sin preocuparnos demasiado por nuestro peso.
Salud con el mínimo esfuerzo
¡Sí, es posible! Podemos llevar también en verano una alimentación completa y equilibrada sin tener que pasar mucho tiempo en la cocina. La clave está en preparar platos ligeros y que no necesiten mucha elaboración. También tenemos que ingeniárnoslas para preparar comidas que se conserven bien en la nevera, y perder la pereza por comer verduras y hortalizas crudas, ya que además de ser más sabrosas, conservan todos sus nutrientes. Eso sí, siempre se deben preparar con las medidas de higiene y seguridad adecuadas.
Cóctel de ideas para comer en casa
Si has alquilado un apartamento, tienes niños pequeños o simplemente te apetece estar en casa descansando, existen multitud de opciones para comer o cenar saludablemente sin hacer grandes esfuerzos.
Ensaladas para todos los gustos. Son tan fáciles de preparar, tantos los ingredientes que puedes utilizar, y tan refrescantes que son las reinas del verano. Con ellas podemos conseguir el aporte de proteínas, vitaminas, minerales e incluso de hidratos de carbono necesario para seguir una dieta equilibrada. Otra de sus ventajas es que la mayoría de ellas se pueden comer de un día para otro, así que, de una sola vez, puedes tener lista la comida de dos días solo variando el acompañamiento. Además de la típica de lechuga y tomate, en verano puedes innovar incluyendo otros ingredientes que la convertirán en plato único:
De pasta: La pasta integral se puede conservar durante más tiempo que la tradicional (un máximo tres días, para que no pierda su sabor y textura). Para ello, utiliza un recipiente de plástico o metal con cierre hermético. Antes de guardarla, engrasa un poco el recipiente con aceite de oliva para la pasta que no se reseque.
Al aportar carbohidratos (energía para tu organismo), conviene que el resto de ingredientes de la ensalada no sean muy calóricos. Puedes optar por atún al natural, hojas de espinacas, y unos tomates cherry. Alíñala con una cucharada de aceite de oliva.
De legumbres: Presentan ventajas similares a la pasta, pero además de carbohidratos, aportan hierro, fibra y son muy saciantes. Las puedes cocer en casa o comprarlas ya cocidas, ¡más fácil, imposible!
De arroz: Como en el caso de la pasta, si es integral, mejor. Es otro alimento muy versátil. Lo puedes tomar frío o templado, tienes diferentes variedades: bomba, salvaje, basmati… Además, el arroz combina muy bien con frutas como la piña, la manzana o la naranja. Por tanto, con este tipo de ensaladas puedes tener en una sola ración el primer y segundo plato y el postre incluidos.
Carnes y pescados adobados o marinados: Estas técnicas culinarias, además de darle más sabor y una textura diferente a los alimentos, se utilizan para conservar mejor la carne y el pescado. Consisten en introducir el alimento durante unas horas, o incluso un día entero, en una mezcla de condimentos, como especias, sal o vino, por ejemplo. Hasta que se vayan a consumir, el alimento se debe conservar en un recipiente hermético en la nevera, y podemos cocinarlo simplemente a la plancha (con muy poco aceite) cuando lo necesitemos.
Cremas frías: En esta época no puede faltar en tu nevera un gazpacho, un salmorejo, un ajoblanco o una vichyssoise. Si no se elaboran con demasiado aceite, apenas aportan calorías, pero sí una “bomba” de nutrientes que provienen de las diferentes verduras y hortalizas. También ofrecen la posibilidad de poder innovar en su elaboración incorporando otros alimentos: ¿Has probado el gazpacho de sandía o de fresa?